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Malvinas, una mirada Descolonizadora

EL SIGNIFICADO DE MALVINAS. LA DESMALVINIZACIÓN Y UNA MIRADA DESCOLONIZADORA*
Por Omar Zanarini

“Los argentinos no son empanadas que se comen sin más trabajo que abrir la boca" (Jose de San Martín) 

Hablar de Malvinas a 29 años de la batalla militar por su recuperación, implica ante todo reconocerlas como nuestras. Sin embargo, son muy pocos los periodistas y comunicadores que tratan de echar luz sobre su significación, o si lo hacen lo más probable que se arrimen a la visión oficializada por el alfonsinismo y mancillada tras la firma del Tratado de Madrid por el gobierno de Menem, el cual firmaba la rendición incondicional 7 años después de producido el conflicto. Ambas posiciones no son más que meros reflejos de lo que se dio en llamar dentro del campo nacional y popular como la gesta desmalvinizadora¸ una mirada colonial de país derrotado y derrotista, el cual se puede resumir en la frase: “no se puede enfrentar a los poderosos”.

Para desandar ese camino, que se presenta como una derrota cultural, debemos partir de una afirmación. No fue la guerra de una democracia contra un gobierno fascista. Fue ante todo la guerra de un Imperio contra un Pueblo.

DONDE NOS UBICAMOS PARA VER LA HISTORIA.
Así planteado el problema, la cuestión de entender lo que significó la Guerra de Malvinas, es aquella a la que hace al lugar histórico y en el momento histórico en que se encontraba la Argentina en 1982. Pero para adentrarnos aún más en las contradicciones que supone defender la causa Malvinas, precisamente por estar inserta en el contexto histórico del Proceso de Reorganización Nacional, recurriremos a un ejemplo histórico para poder revelar cuál es su verdadera trama.

El 20 de noviembre de 1845, sobre la costa plateada del Rio Paraná. Allí, al mando del General Lucio Mancilla, perderían la vida casi mil compatriotas para consolidar la soberanía del país ante la invasión anglo-francesa. Aquella patriada se conocería como la batalla de la Vuelta de Obligado. Por entonces gobernaba la Argentina Don Juan Manuel de Rosas. Desde lejanas orillas, en el viejo continente, se encontraba un exiliado que en diferido observaba lo que sucedía en su lejana patria.

Estamos hablando de San Martin, quien condenó lapidariamente a quienes abrazaron la causa del invasor extranjero. Sabido es que el Libertador le regaló su sable corvo al “Restaurador de las leyes” Don Juan Manuel de Rosas por considerar que en cierta forma la batalla de la Vuelta de Obligado completaba de algún modo la Guerra de la Independencia. Y esto último fue ocultado por la historiografía oligárquica y sola rescatada con posterioridad por los revisionistas rosistas.

San Martín bien conocía lo que acontecía en el país respecto a la Mazorca y las brutalidades hacia los unitarios, y Rosas, si bien era un hombre de las elites, no era antinacional. Es decir, San Martin, quien podemos definirlo como un liberal nacional, supo discernir donde estaba la causa de la patria sin enredarse en las discordias internas que prohijó la invasión anglo-francesa.

El 30 de marzo 1982 se producía una de las mayores movilizaciones de la CGT a la Plaza de Mayo contra la dictadura oligárquica y entreguista. La jornada anunciaba el colapso de una dictadura agotada en sus contradicciones internas.

Y nuevamente, el 2 de abril de 1982 volvían a movilizarse y junto a ellos el conjunto del pueblo argentino, no para aplaudir a un régimen entreguista y genocida, sino para apoyar una causa nacional que cuya lógica excedía a los conductores circunstanciales del conflicto. Como dijo la presidente Cristina Fernández de Kirchner, en su reciente discurso del 2 de Abril, "el pueblo pudo diferenciar entre un gobierno de facto y una guerra antiimperialista".

Tanto en 1845 como en 1982 la contradicción se presentaba de la misma manera. O se estaba con la Patria y sus contradicciones, o se pasaba al bando Imperialista.

El quebrantamiento del orden oligárquico internacional. Algo impensable para un gobierno genocida.

Con Malvinas se daba un hecho sin precedentes en el siglo XX. La gesta venía a romper más de 100 años de santa alianza entre la Argentina oligárquica y semicolonial, que tras las batallas de Caseros y Pavón se encolumnó junto a los intereses externos y la Inglaterra Imperial. Es esa misma oligarquía que supo ver en Yirigoyen y en el general Perón, a dos intrusos de la Casa Rosada. La misma que se movilizó contra la 125 y la misma que hoy día se opone a la profundización del modelo iniciado en 2003.

Como nos cuenta la historia oficial, quien condujo el conflicto de nuestras Islas Malvinas, fue el general Galtieri, un hombre que según se sabe era adepto al whisky importado. Pero esto es un dato de color. El cipayísimo general, movido por un concepto alienado de las relaciones internacionales, condujo el conflicto en un principio pensando que podría llevarlo al terreno de la mesa chica y resolverlo brindando junto a Margaret Tacher y Ronald Reagan con una botella de whisky en la mano. Es decir, creía poder fomentar una suerte de pelea familiar mediante una ocupación simbólica que mejorase la posición negociadora de la Argentina ante la TIAR, pero sin advertir que esa ocupación simbólica vulneraba el orden público oligárquico internacional.

En definitiva era ese ejército el que le había hecho el favor a los imperialismos. Pero para los ingleses no cabía negociar, sino rendirse.

LA CONCEPCIÓN DEL AMO Y EL ESCLAVO EN MALVINAS 
El histórico referente de la Izquierda Nacional, Jorge Eneas Spilimbergo, nos explica correctamente como era la relación que se daba por entonces, entre Argentina, Estados Unidos e Inglaterra. El mismo nos permite pensar el orden colonial en el cual se encontraba el país entonces y como operó la resultante desmalvinización.

Spilimbergo decía que había que entender Malvinas desde la concepción del amo y del esclavo. Pensemos. En un mayordomo negro, que es un esclavo, tiene excelentes relaciones con el amo. Ambos, le sacan el cuero a la tía del amo que era realmente insufrible. Ambos, intercambian opiniones sobre lo mal bicho que era la tía y lo insoportables que eran también sus hijos. Llegaba el punto en que esa relación amo y esclavo se desdibujaba, a tal que el esclavo se consideraba prácticamente un pariente del amo.

Llega el día en que el esclavo le hace un desplante a la tía y dice barbaridades de sus hijos. En ese momento el amo le da una patada al esclavo y lo manda al establo para que le den de azotes. Porque una cosa es que la tía sea realmente una estúpida y que no la aguante nadie y otra cosa es que un esclavo mancille o le falte el respeto a un miembro de la clase dominante.

Ahora, el mayordomo no tiene conciencia de clase pero el amo sí, éste sabe que al tocar a la tía y sus hijos, lo está tocando potencialmente a él.

Entonces, dice Spilimbergo, gran Bretaña responde como un país Imperialista serio, con conciencia de sí y para sí, y como amo que se cree nos dice, acá no hay nada que discutir, acá hay que corregir al esclavo. Al punto que cuando se estaba por llegar a un acuerdo, hunden al Belgrano.

LA DESMALVINIZACIÓN 
Es decir, los ingleses actuaron siguiendo su ley. Esta era que un país semicolonias, es decir un país esclavo, no puede ejercer actos de soberanía frente a un país imperialista. Pero lo grave no está en que Inglaterra haya actuado como actuó, de hecho es su naturaleza.

Lo grave radica en que esa derrota militar transmutó en una derrota cultural. Es decir, la sobrevino nuevamente una “colonización pedagógica” bajo el signo de la “des-malvinización” del ser nacional; que ya se había iniciado con la extranjerización económica y el desguace del aparato productivo a partir de 1976. Esta recolonización cultural devino en un espíritu de época que se erigió como tal con el advenimiento de la democracia colonial.

Desmalvinizar significó desnacionalizar, y los noventa fueron posible gracias a esa derrota. Hoy, como dijo Cristina, estamos volviendo a malvinizar a nuestra sociedad, a sentirnos orgullosos de ser argentinos y latinoamericanos y no pretender ser colonia de ninguna potencia. Como dijo Evita, “la patria dejara de ser colonia o la bandera flameara sobre sus ruinas”. "Volveremos".

*Aclaración: la siguiente es una nota preparada a instancia del programa de radio Desde el barrio, que se emite Lunes a viernes de 9 a 12hs POR RADIO GRAFICA FM 89.3 www.radiografica.org.ar

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